domingo, 17 de mayo de 2009

Extracto del libro: "La Historia Interminable", de Michael Ende


"(...) Otra vez tardó Gmork mucho tiempo en responder. Su respiración era ahora ronca y estertorosa. Sin embargo, de pronto se incorporó, de forma que quedó apoyado en las zarpas delanteras y Atreyu tuvo que mirarlo. Sólo entonces se dió cuenta de todo su tamaño y todo su horror. Cuando el hombre-lobo habló de nuevo, su voz sonó áspera.
-¿Has visto la Nada, hijito?

-Sí, muchas veces.
-¿Qué te parece?

-Como si uno estuviera ciego.

-Bueno... pues cuando entráis en ella se apodera de vosotros, quiero decir la Nada. Sois como una enfermedad contagiosa que hace ciegos a los hombres, de forma que no pueden distinguir ya entre apariencia y realidad. ¿Sabéis cómo os llaman allí?

-No- susurró Atreyu.
-¡Mentiras!- ladró Gmork.

Atreyu sacudió la cabeza, sus labios se habían quedado exangües.
-¿Cómo puede ser eso?

Gmork se ensañó al ver el espanto de Atreyu. La conversación lo animaba visiblemente. Tras una pequeña pausa siguió diciendo:

-¿Me preguntas qué serás allí? ¿Y qué eres aquí? ¿Qué sois los seres de Fantasía? ¡Sueños, invenciones del reino de la poesía, personajes de una Historia Interminable! ¿Crees que eres real, hijito? Bueno, aquí, en tu mundo, lo eres. Pero, si atraviesas la Nada, no existirás ya. Habrás quedado desfigurado. Estarás en otro mundo. Allí no tenéis ningún parecido con vosotros mismos. Lleváis la ilusión y la ofuscación al mundo de los hombres. ¿Sabes hijito, lo que pasará con todos los habitantes de la Ciudad de los Espectros que han saltado a la Nada?
-No- tartamudeó Atreyu.

-Se convertirán en desvaríos de la mente humana, imágenes del miedo cuando, en realidad, no hay nada que temer, deseos de cosas que enferman a los hombres, imágenes de la desesperación donde no hay razón de desesperar...(...)

(...) vosotros mismos tenéis que resignaros allí a hacer creer a los hombres que Fantasía no existe.
- ¿Qué no existe Fantasía?- repitió Atreyu desconcertado.

- Claro, hijito- repondió Gmork-, eso es precisamente lo más importante. ¿No puedes imaginártelo? Sólo si creen que no existe Fantasía no se les ocurrirá visitaros. Y de eso depende todo, porque únicamente cuando no os conocen en vuestro verdadero aspecto puede hacerse con ellos cualquier cosa.

- Hacer con ellos... ¿qué?

-Todo lo que se quiere. Se tiene poder sobre ellos. Y nada da un poder mayor sobre los hombres que las mentiras. Porque esos hombres, hijito, viven de ideas. Y éstas se pueden dirigir. Ése poder es el único que cuenta. Por eso yo también he estado al lado del poder y lo he servido, para poder participar de él... aunque de una forma distinta que tú y tus iguales.

-¡Yo no quiero participar de él!- balbuceó Atreyu.
- Calma, pequeño necio- gruñó el hombre-lobo-. En cuanto te llegue el turno de saltar a la Nada, serás también un servidor del poder, desfigurado y sin voluntad. Quién sabe para que les servirás. Quizá, con tu ayuda, harán que los hombres compren lo que no necesitan, odien lo que no conocen, crean lo que los hace sumisos o duden de lo que podría salvarlos. Con vosotros, pequeños fantasios, se harán grandes negocios en el mundo de los hombres, se declararán guerras, se fundarán imperios mundiales... (...)"


("La Historia Interminable", Michael Ende. Ediciones Afaguara. Chile, abril 2003, sexta edición. p.p. 143-145.)

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